lunes, 22 de febrero de 2016

FdD hasta lo más profundo


a veces no basta la castidad, ya de por sí un tormento, sino que debe torturarse el pene para impedir que se ponga duro. esta jaula en concreto constituye un auténtico artefacto de tortura. una erección es una respuesta natural, y por tanto incontrolable. no depende de la voluntad del esclavo, aunque sí de sus deseos y apetencias. no se tiene una erección ante cualquier cosa. con esta jaula se da otra vuelta de tuerca al tema de la castidad. porque no sólo se impide que el sumiso se desahogue sino que además se ataca el deseo mismo, que se manifiesta en la erección. este sumiso ha sido condenado no sólo a no tener sexo, sino también a no desearlo. es lo último en castidad, lo último en obediencia, un instrumento para controlar la sexualidad hasta lo más profundo, hasta allí donde nace: el propio deseo.

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