una camisa de fuerza tiene algo de contradictorio, de irónico porque es uno de los métodos de restricción más eficaces, por imposibilidad de mover las manos pero también porque es posible llevarla durante largos periodos de tiempo, días enteros incluso ya que no corta la circulación de la sangre. sin embargo, al llevarla, es como si uno mismo se diera un abrazo. pero también como si uno tuviera que volverse sobre sí mismo. todo lo que usamos para conocer el mundo de cerca, el tacto, queda tan restringido que se produce una especie de corte de comunicación con el exterior. sólo queda la cabeza que, si es tapada con una capucha, nos separa radicalmente del mundo, dejándonos encerrados en nosotros mismos. sólo el Amo que ha cerrado ambas cosas, puede devolvernos al mundo, o servir de vínculo con Él. ahí está la dependencia y ahí está la confianza radical que un esclavo deposita en un Amo al dejarse atar de esa manera.
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