sólo después de un largo, y a veces duro, proceso de reelaboración en el que han ocurrido muchas crisis, el perro ha podido llegar a afirmar, con total convencimiento, que algunos seres hemos nacido para obedecer, para arrodillarnos frente a otros que han nacido para mandar, para ser obedecidos. al perro no se le escapa que esto no es algo popular hoy en día, es más, va en contra de todo lo que cree firmemente la sociedad y sobre lo que está construída ella misma, pero también es verdad que, siendo honesto, y eso es algo que la propida sociedad defiente, no puede el perro negar lo que para él es evidente. eso no significa que obedezca al primero que aparezca o que cualquier Amo con ínfulas lo sea de verdad. a menudo los mandamases de esta sociedad son realmente esclavos que necesitan compensar su complejo de inferioridad apareciendo como Amos cuando no lo son. sin embargo a veces un esclavo tiene la fortuna de encontrarse con un auténtico Amo que lo ha estado buscando tanto tiempo como el esclavo busca a su dueño. cuando tienen la suerte de encontrarse por circunstancias de la vida, lo único que puede hacer un esclavo, si es coherente consigo mismo, es arrodillarse y ofrecer manos y pies para que sean encadenados.
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