en muchas partes de este blog hemos defendido la idea de que la dureza de la masculinidad radical, del cuero y de las botas, no está reñida necesariamente con las muestras de cariño y la ternura. de igual forma que nadie considera menos masculino a una persona por cuidar o ser cariñoso con su perro, nadie puede afirmar que tener una consideración con tu esclavo te haga perder autoridad o masculinidad. sí que es cierto que una cosa no anula la otra y que estas muestras de cariño no deben eclipsar el respeto radical, rozando en algunas ocasiones el miedo, que todo esclavo debe sentir hacia su Amo. la palabra que estaba buscado el perro es veneración, respeto reverencial hacia esa figura de autoridad que le da al sumiso la posibilidad de realizarse como esclavo, perro u objeto. sin ese respeto reverencial la relación D/s será difícil, si no imposible. estando presente el Amo puede llevar al esclavo a las cotas más bajas de sumisión y obediencia.
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