algunas cosas en la vida, las más importantes, hay que hacerlas con calma, sin prisas, sin acelerarse ni dejarse llevar por la situación. en ese sentido, como en otros, el perro tiene que agradecer la labor del Dueño frenando al perro, que siempre quiere ir más deprisa, más rápido, más lejos. el Dueño le ha enseñado paciencia, calma, a esperar; pero también le ha enseñado que un esclavo no tiene derecho a apresurarse. un esclavo voluntario siempre va al ritmo que le marca el Amo, ni más rápido ni más lento. todo llega cuando tiene que llegar y, cuando no es así, ya se encargará el Amo de que llegue, así que por la parte que nos toca, sólo debemos sentarnos y esperar a que ocurran las cosas cuando el Amo quiera que ocurran. sólo tenemos que obedecer. Ellos se encargan de todo.
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