miércoles, 8 de julio de 2015

día 2001 de esclavitud, 88 de castidad

el perro se levantó hoy excesivamente caliente, más de lo normal, lo cual no resulta extraño después de tantos días en castidad. como suele hacer lo puso en conocimiento del Dueño que usó la circunstancia para calentar aún más al perro con mensajes subidos de tono, lo cual hacía la situación más difícil para el perro.
así fue pasando la mañana hablando del calor que hace y de cómo el Dueño haría sudar aún más al perro enfundándolo en cuero y que la idea de verlos asi, sudando entre cueros, le excitaba sobremanera.
todo iba muy bien hasta que al perro se le ocurrió hacer una pregunta sobre el viaje. entonces surgió el malentendido. no es la primera vez que pasa, porque ese es el inconveniente de no estar presentes. se reduce la aportación de la información no verbal, aquella que convierte una frase en una broma o que indica que estás ironizando. en este caso fue un malentendido de presupuestos. el Dueño pensaba que el perro se refería a otra cosa y el perro no entendió lo que dijo el Dueño. el contenido del malentendido es lo de menos, lo importante fue el resultado: el Dueño se enfadó, y mucho.
lo interesante fue la reacción del perro. en otras circunstancias, en otros momentos de su vida, el perro habría protestado, tanto hacia fuera como hacia dentro. hubiera argumentado que no era justo, que no era eso lo que quería decir, que estaba exagerando, que todo tenía su explicación.... nada de eso ocurrió. el perro, sencillamente, aceptó que la responsabilidad era suya, que había cometido un error, una falta y que debía, primero suplicar el perdón del Dueño, y segundo recibir el castigo que se merecía. esto parece obvio, pero una cosa es escribirlo y otra diferente lo que se produjo en el interior del perro. el ego desapareció por completo y el perro entró en un espacio de subspace profundo, muy profundo.
no intentó defenderse, ni siquiera intentó explicar lo que había pasado. era culpa suya y ya está. entonces algo dentro del perro le dijo que había llegado a algo, a algún sitio en su entrenamiento. tal vez fuera eso que dicen de romper al esclavo, de romper su voluntad. el perro sintió, en lo más profundo de su ser, que pasara lo que pasara, para El el Dueño nunca sería responsable de nada, que el perro siempre sería el culpable de todo, porque era el perro. pero no es una culpabilidad tipo moral, de sentirse mal, más bien es una cuestión de que el Dueño siempre tendrá el punto de vista correcto y el perro siempre lo aceptará, de que independientemente de lo que haya creído o pensado el perro, llega un momento en que el criterio del Dueño es el único.
interiormente el perro se sintió devastado, muy triste y apenado, pero no porque fuera tratado injustamente o porque el malentendido hubiera llevado a esa situación, sino porque el Dueño estaba molesto, y el perro haría cualquier cosa para que eso no fuera así. definitivamente algo se ha roto hoy. tal vez sea la experiencia de que el ego desaparezca, no definitivamente, pero sí por un tiempo, y el perro se sienta desnudo delante del Dueño.
por la tarde el Dueño llamó al perro y hablaron, y lo notó inmediatamente. incluso sin estar físicamente presente el perro no podía levantar la vista del suelo, manteniendo la cabeza gacha, y el Dueño se dio cuenta. fue devastador, pero a la vez "liberador", si se puede emplear esta palabra en una relación de Dominación/sumisión.
al final el malentendido se aclaró, pero eso es lo de menos. la cuestión es al paso que se ha dado, la frontera que se ha cruzado. algo se rompió en el interior del perro hoy, y eso es un gran avance en su entrenamiento. las consecuencias se verán más adelante, supone, pero no puede el perro dejar de agradecer al Dueño que esto haya sido así.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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