viernes, 5 de junio de 2015

FdD territorialidad

2015_06_05

por propia experiencia el perro puede decir que, a medida que se recorre un camino, las cosas que al principio parecían imposibles, una vez afrontadas, se convierten en cotidianas y uno se pregunta cómo era posible que dieran tanto miedo y preocuparan tanto al perro. las humillaciones eran una de esas cosas. el perro tenía un patológico miedo al ridículo, a meter la pata y a ser avergonzado en público o en privado. sin embargo, cuando fue convirtiéndose en esclavo, comprendió que las humillaciones no sólo eran necesarias, sino que le hacían mucho bien porque dejaban al ego sin munición. además, con cada humillación, el perro se rendía más al Dueño, una frontera caía, una resistencia se diluía y poco a poco iba entrando en un espacio mental donde nada quedaba fuera de la vista y el control del Dueño. es un proceso inacabado aún, y el perro no sabe si acabará algún día, pero lo que si sabe es que es necesario. como el esclavo de la imagen de hoy, que está siendo bautizado por el Amo en cuero y botas. puede gustarle o no, eso es irrelevante, pero si está claro que está siendo marcado, igual que los animales territoriales marcan su lugar de control. la humillación muestra al esclavo que está en terreno de otro, que pertenece a otro, que es de otro. a El se debe y El es quien manda en aquello que marca. es una humillación en la que el ego del esclavo se va por el retrete con la orina del Amo. es una limpieza en toda regla.

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