jueves, 18 de junio de 2015

día 1981 de esclavitud, 68 de castidad

hacía mucho tiempo que el perro no se pasaba toda una tarde en la universidad leyendo y escribiendo. hoy pudo hacerlo y fue como reencontrarse con un viejo amigo. el perro fue a trabajar por la mañana y luego comió en la universidad. tenía una reunión a las ocho allí mismo así que se quedó el perro trabajando toda la tarde. se imaginó que estaba encerrado por el Dueño y así estuvo, en silencio, concentrado en los papeles toda la tarde. el perro tiene un tipo de trabajo intelectual. a pesar de lo morboso que podría ser realizar un trabajo manual, eso no es lo que hace el perro. y el Dueño lo sabe y lo explota. de hecho, uno de los argumentos que dice para querer sacar al perro de su no vida y centrarlo en su vida, es decir, tenerlo encerrado y controlado por El en todo momento, es para explotar el "talento" que dice tiene el perro para escribir sin distracciones. hoy el perro pudo vislumbrar de nuevo esa vida y le gustó, le gustó mucho. pensó en el Dueño y en hacer lo mismo todos los días encerrado en una habitación, en una mazmorra tal vez, un sótano donde el perro pasará gran parte de su tiempo, siempre encerrado y dispuesto a ser usado por el Dueño cuando El quiera. mientras tanto, el perro trabajaría y escribiría, leería y estudiaría produciendo para que el Dueño se sintiera orgulloso del perro.
la realidad es que el perro tiene muchas ideas en su mente, muchos proyectos que desearía realizar pero que tiene limitados por la falta de tiempo. la no-vida, la esclavitud a la que nos somete este sistema despiadado, hace que cualquier acto mínimamente creativo requiera un enorme esfuerzo, y no siempre es posible realizarlo.
al menos el perro tiene estos pequeños ratos, estos momentos de dedicación a su vida, con la jaula omnipresente, siempre ahí, dispuesta a recordarle en cada momento, si tiene la imprudencia de olvidarse, lo que el perro es y a quien pertenece.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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