como hemos dicho en este blog en muchas ocasiones, el mundo está organizado para un esclavo de una manera muy sencilla. por un lado está los seres superiores, los Amos, o sencillamente los hombres, aquellos que merecen todo el respeto, para los que vivimos los esclavos. por otro lado están los sumisos, los inferiores, los infra o subhumanos, aquellos que hemos nacido para obedecer y servir a los superiores. unos mandan, los otros obedecen; unos tienen derechos, los otros deberes; unos guían, los otros siguen. no hay valoración moral en esto, no hay mejores ni peores. cada uno ocupa su lugar, un lugar que eligió libremente, de ahí la paradoja de este mundo, y un lugar que es el único que le puede dar la feliciddad.
hoy volvemos a una imagen de este mundo, de esta realidad: un esclavo que apenas es más que un perro, que come como un perro, donde un perro, a la manera de un perro. vivir permanentemente así tal vez no sea factible por cuestiones físicas evidentes, pero mantener a un sumiso así de vez en cuando le hace recordar qué es y cómo debe comportarse; es más, le indica para que vive. cuando lo olvida se pierde, se descentra, deja de ser feliz. esta es la razón de que los esclavos deban agradecer todos y cada uno de estos momentos en los que entran en contacto con su ser más profundo.
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