miércoles, 27 de mayo de 2015

día 1959 de esclavitud, 46 de castidad

hoy el perro se ha levantado con unas ganas enormes de masturbarse, de correrse. inmediatamente, a primera hora, se lo ha dicho al Dueño, para que lo supiera. a lo largo del día el deseo no sólo no ha disminuido, sino que ha aumentado. el perro estuvo con la jaula puesta todo el tiempo y por la mañana en el trabajo y por la tarde en la universidad, así que no estuvo en casa, evitando así el lugar más "peligroso". siempre estaba con gente alrededor, aunque pasó la tarde en el mayor silencio posible por deseo del Dueño.
a última hora de la tarde el Dueño ordenó al perro reflexionar sobre las razones por las que se había sentido así, y el perro lo hizo. hasta donde pudo llegar a comprender, el perro vive una situación parecida a la de un alcohólico, en el sentido de que es, era, una especie de adicto al sexo. siempre que tenía una situación de estrés o algo complicado, el perro recurría al sexo y, normalmente, ante la "molestia" y la tardanza de la interacción social, acababa masturbándose... varias veces... muchas veces... demasiadas veces. entonces llegó el Dueño y poco a poco fue recortando el acceso del perro al sexo. como ha contado el perro en otras ocasiones, primero ordenó que le comunicara cuando lo hacía, luego que le pidiera permiso, luego la jaula y correrse esporádicamente, más tarde sólo en presencia del Dueño, y el último paso es que el perro sólo sacará su leche con la jaula puesta y cuando el Dueño lo ordene, con lo cual, de hecho, es una eliminación de los orgasmos de la vida del perro. parece una situación patética, y lo es, al menos a ojos de los superiores, pero los inferiores, este perro en concreto, sabe que ese es su estado natural. lo que vivía anteriormente no era normal, ni natural para un esclavo sumiso.
sin embargo era una adicción que está ahí y que no desaparecerá, igual que un alcohólico debe vencer la tentación de tomarse una copa y cuenta los días sobrios.
hoy ha sido un día de tentación para el perro. más relajado, más calor, más tranquilidad.... todo esto es una combinación que ha puesto al perro al borde de la caída. por eso la jaula es tan importante, porque es la barrera que evita que el perro caiga de nuevo.
todo esto produce sentimiento ambivalentes porque, cuando el perro se pone a pensar, cae en la cuenta de que esta situación es definitiva, al menos mientras sea propiedad del Dueño. el perro ha vivido lo suficiente como para saber que las cosas pueden cambiar de un momento a otro radicalmente, pero también sabe que una vez cogido un camino, puedes recorrerlo hasta el final. el Dueño ha cortado el placer sexual de la vida del perro, al menos aquel placer egoísta que tiene su centro en el perro. ahora el único placer que tendrá será satisfacer a su Dueño. saber que vivirá enjaulado, produce en el perro un profundo sentimiento de sumisión, que hoy el ego ha intentado echar abajo con este deseo de faltar, de volver a caer, de desandar el camino.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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