un esclavo no es realmente un esclavo hasta que lame las botas de su Amo. el perro recuerda una vez que quedó con un Dominante y le dijo que se había encontrado tios que se llamaban esclavos ponían como límites no lamer botas. eso es como decir que quieres practicar sexo sin quitarte la ropa, o comer sin abrir la boca. si algún esclavo tiene se límite, sencillamente no es un esclavo. besar o lamer el calzado del Amo, y este debe ser sobre todo botas, debería ser algo tan común en la vida de un esclavo como el comer, ser atado, vivir en castidad o ser castigado. el perro no concibe que la vida de un esclavo sea algo diferente. es cierto que todo sumiso debe tener límites, los tenemos de hecho. pero no es menos cierto que el entrenamiento consiste en irlo superando, pasando por encima de ellos, aceptarlos, asumirlos. el perro tuvo durante mucho tiempo el dolor como límite. ahora está dispuesto a superarlo, a aprender a amarlo y aceptarlo; incluso a desearlo. el perro no concibe que alguien tenga lamer, y por tanto honrar las botas del Amo, como límite.
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