las normas son fundamentales, vitales en una relación bdsm. básicamente, en su forma más simple, un esclavo es un ser que no sabe que hacer en y con su vida. durante su proceso de socialización se le han enseñado una serie de valores, de reglas, con las que nunca se sintió cómodo, de ahí esa sensación siempre presente entre los esclavos de que no encajan en ninguna parte. se les obligó a entrar en un mundo en el que no teníamos un lugar claro, porque teníamos que decidir, proyectar nuestra vida, luchar por ser los primeros, por dominar a los otros. nada de esto les hace feliz.
los que tuvimos la suerte de descubrir el bdsm tuvimos de pronto una revelación. aquel mundo sí era el nuestro. y existían unos seres que eran nuestros complementarios, que son los Amos. y tenía todo el sentido obedecerlos, porque ellos hacían por nosotros, de ahí la necesidad del bondage; ven por nosotros, por eso la venda en los ojos; hablan por nosotros, por eso tapa la boca; y sienten por nosotros, por eso la sexualidad les pertenece.
un esclavo, entrenado y pasado por el tamiz del bdsm, ya no es un ser que no sabe que hacer en y con su vida, es un ser que sabe que ha nacido para servir y obedecer a su Amo, y que ese es el único camino para ser feliz y realizarse.
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