sábado, 3 de enero de 2015

día 1816 de esclavitud, 263 de castidad

hoy tenía que haber estado encerrado el perro toda la tarde, no sencillamente con la puerta cerrada sino en botas, con cuero, amordazado y habiendo usado las pinzas al menos durante dos horas. era una oportunidad para empezar a vivir como será la vida del perro tras el Gran Salto. el perro estaba ilusionado. tenía ganas, muchas ganas. sin embargo pasó algo por la mañana, algo de la no-vida que dejó al perro abatido emocionalmente. la no-vida irrumpió en la vida de una forma muy intensa y le afectó. el perro se lo comunicó al Dueño, temeroso de defraudarlo y de que se lo tomara mal. lo único que le suplicó fue que le permitiera posponer lo de las pinzas. no se sentía el perro con ánimos para sufrir dolor.
inmediatamente el Dueño llamó al perro porque todo lo anterior había sido por mensaje, y el perro y el Dueño hablaron directamente. El dijo que dejara el encierro, que quería que el perro se relajara y no estuviera tenso y, sobre todo, que no le defraudaba, que las cosas vienen como vienen y que ya habrá otros momentos para empezar a vivir como si ya hubiera dado el salto.
el perro agradece y se maravilla de la benevolencia del Dueño, de su comprensión y de su capacidad de decisión frente a situaciones inesperadas. podría haberse enfadado, molestado, porque quisiera el perro pensar que también estaba ilusionado con recibir los videos que había ordenado grabar. de hecho envió al perro tres fotos antes de que pasara nada, tal vez en un intento de conectar con el perro y con lo que iba a hacer. sin embargo reaccionó muy bien, equilibradamente, justo lo contrario del estado en que se encontraba el perro en ese momento: desequilibrado emocionalmente.
al final el perro pasó la tarde abatido, en una especie de estado vegetativo delante de la televisión. por la noche la cosa no mejoró demasiado. no siempre se puede estar bien y a veces incluso se está mal, pero lo fundamental es saber que tu Dueño está ahí y te entiende.
con otra de esas paradojas hoy el perro no se ha encerrado pero se siente más propiedad del Dueño que nunca.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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