sábado, 13 de diciembre de 2014

minirelato

sus brazos colgaban del techo y sus pies no llegaban al suelo. se balanceaba sin ver nada, sin poder decir nada por la mordaza y sin oír nada por la capucha de cuero acolchada. sólo oía cuando el látigo llegaba a su piel, haciéndole balancearse un poco más.

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