miércoles, 22 de octubre de 2014

día 1743 de esclavitud, 190 de castidad

estamos en medio de una ola de calor, entre 38 y 39 grados permanentemente, y eso hace que llevar las botas se convierta en algo duro. sólo hace tres días que las lleva después del verano. hoy, además, el perro tuvo clase en el master y en tafira aún hacía mucho más calor. al quitarse las botas, el calor, el sudor y el roce le había hecho algunas herida, como en los peores días del verano.
la posibilidad de llevar cualquier prenda de cuero queda lejos, muy lejos. el otoño ni ha empezado a hacer aparece siquiera en el horizonte. el invierno queda aún más lejos y el perro añora esos lugares del norte donde ya hace frío y se pueden usar botas y cuero sin problemas.
consciente de esto, el Dueño ha ordenador al perro que lleve zapas de nuevo hasta que remita el calor. la jaula seguirá en su sitio pero no llevará las botas, lo cual le hace tener sentimientos enfrentados. por un lado estará más "cómodo", pero por otro se siente como si le faltara algo.
por muy lato que se pueda sentir o imaginar, el único momento en que el perro se siente pleno, es cuando obedece al Dueño. en esas situaciones de obediencia o cuando es humillado, es cuando el perro entra en contacto con su naturaleza más profunda.
incluso al ser castigado, a pesar del malestar que produce en el interior del perro, su cuerpo ha llegado a reacciones con una erección.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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