lunes, 20 de octubre de 2014

día 1741 de esclavitud, 188 de castidad

el día comenzó muy temprano, pero no importó porque nada más ducharse el perro se puso la jaula y se calzó las botas para ir al trabajo. en cuanto lo hizo algo se movió en su interior. supo que volvía a estar donde debía estar, donde debió estar siempre y donde debería estar en el futuro.
su primer pensamiento fue que pudiera llevar siempre la jaula, sellada, de forma que no tuviera que quitársela ni para limpiarse. hoy el perro trabajó con ella, comió con ella, durmió la siesta con ella y fue a comprar con ella y en cada uno de esos momentos, tuvo presente que era un esclavo y que pertenecía al Dueño. las botas no siempre las tuvo puestas pero la jaula siempre estuvo ahí.
si por alguna circunstancia, el perro no pudiera llevar más la jaula, algo en él habría fracasado. no tiene mucho sentido el control sexual si no es para un Amo, ni la jaula si no hay alguien que tenga la llave. por eso la jaula y el destino del perro como esclavo parecen íntimamente unidos; y el perro difícilmente puede imaginar el uno sin el otro.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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