los esclavos, igual que otros animales, no nacieron para ser libres, ni para ir por ahí a su antojo. nacimos para vivir sujetados por correas físicas o no físicas, por cadenas y candados, por cuerdas y órdenes que nos mantengan en nuestro sitio y en nuestro camino. cuando no estamos sujetos estamos perdidos, sin rumbo; pero cuando alguien lleva la correa o cierra el candado, nos sentimos en casa y felices. todo esclavo que recuerde la experiencia de cuando fue atado por primera vez, sabe de lo que el perro está hablando. es una sensación de plenitud, de haber llegado, de estar donde deberías haber estado siempre, en definitiva de estar en casa.
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