la mordaza le llenaba toda la boca hasta casi producirle arcadas. sin embargo fue la capucha lo peor. cuando el Amo tiró de los cordones notó como se pegaba a su cara apretando la mandíbula y enterrando así más la mordaza, a la vez que lo sumía en la oscuridad y el silencio. a veces se sorprendía que pudiera respirar aún.
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