los días se han sucedido y el final del viaje está cerca. el perro ha descubierto que le gusta lo corriente, lo regular, lo cotidiano. los viajes están bien, muy bien, pero durante poco tiempo y siempre teniendo un sitio al que volver. la regularidad, la costumbre, todo eso es preferible para el perro que lo inesperado, los sorprendente, lo impredecible. al perro le gusta tener un lugar donde volver, un lugar que llamar hogar y un horario estricto, organizado, sabiendo lo que tiene que hacer todo el día y en todo momento. el estado ideal del perro es teniendo todo programado de forma que sólo tenga que obedecer. desde pequeño siempre le gustó hacer listas y llevar una agenda, y un diario por supuesto. la agenda le ayudaba, y le ayuda a programarse, a trabajar con orden. en el fondo es el orden frente al caos. la vida de un esclavo es, o debería ser, una vida ordenada, ordenada por el Amo, con sus reglas claras y estrictas, con tareas que cumplir y cosas que hacer. esa es la vida que añora el perro.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
martes, 12 de agosto de 2014
día 1671 de esclavitud, 119 de castidad
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