lunes, 4 de agosto de 2014

día 1663 de esclavitud, 111 de castidad

las despedidas son desagradables para cualquiera, y más para un perro que aleja de su Dueño hasta la próxima vez que venga a servirlo y a ponerse a sus pies. hoy el perro regresó a canarias no sin antes pasar otro día con el Dueño.
se levantó tarde porque el Dueño lo permitió y, tras ducharse como el vuelo salía por la tarde, el perro se puso a escribir un poco en el blog. entonces llegó el Dueño y le amordazó con cinta americana manteniéndolo amordazado hasta la hora de comer.
al rato apareció el Dueño en el lugar donde estaba el perro trabajando y le ató las manos a la espalda. luego lo llevó a un vestidor que tiene el DUeño y lo metió dentro, atándole las piernas.
el perro estaba con las botas sendra, la jaula de metal, la cadena y el candado, amordazado con varias tiras de cinta americana y, finalmente, atado con cuerda de pies y manos. es el sueño de cualquier amante del bondage.
cuando se hizo la hora lo desató y ambos fuimos al aeropuerto, donde cumplimos otro ritual: tomas algo en la cafetería e ir por la librería que está enfrente. al final llegó el momento más triste: cuando el Dueño tiene que quitarle al perro el candado y quedarse con la cadena hasta la próxima vez que vuelva a estar bajo sus botas.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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