viernes, 1 de agosto de 2014

día 1660 de esclavitud, 108 de castidad

los ordeños no rompen la castidad, y por tanto el contador no vuelve a cero. así lo ha ordenado el Dueño y así lo hace el perro. 108 días sin un orgasmo y con la jaula puesta, que ahora se ha vuelto problemático porque, al usar el Dueño a su perro, cada encuentro es una experiencia dolorosa. el perro se empalma y la jaula se vuelve un tormento. puede que llegue un día en que el perro ni siquiera pueda empalmarse porque su mente aprende a vincular ese hecho con el dolor de la jaula que lo aprisiona.
el Dueño dejó dormir al perro hoy y después de ducharse y desayunar, el Dueño puso al perro a trabajar en el salón. el Dueño dijo al perro que últimamente sus post eran muy repetitivos y sun duda tiene toda la razón del mundo pero últimamente el perro no ha podido sentarse una mañana a escribir, como ha hecho hoy, y además como lo ha hecho.
el perro, desde que pisa madrid, y se encuentra con el Dueño, lleva la cadena y el candado puestos, y no se la quita el Dueño hasta el aeropuerto de regreso. además hoy el Dueño añadió el collar de cuero negro y amordazó al perro con una serie de cintas americanas negras que taparon su boca todo el tiempo que estuvo trabajando.
fue una mañana genial, preludio de lo que el Dueño ha prometido será la vida del perro. además de eso, la mordaza, el collar, la cadena y la jaula, el perro llevaba las botas de goma altas y una camiseta.
así se puso a trabajar y escribió el blog, el diario, leyó y estuvo en silencio centrado haciendo trabajo intelectual mientras el Dueño hacía sus cosas. no hubo nada pornográfico, todo fue sumisión y obediencia.
al final de la mañana el Dueño apareció donde estaba el perro con una cuerda, con la que ató al perro las manos y lo llevó al mismo salón de ayer. allí se tumbó y el perro se tiró en el suelo a sus pies. así, amordazado, le hizo restregarse con sus botas y sus pantalones de cuero. de nuevo el dolor del perro al empalmarse pero no podía parar. no quería parar.
a continuación el Dueño cogió una de las capuchas que había traído el perro, la que sólo tiene un orificio para la nariz, y se la puso, sumiendo al perro en la oscuridad pero pudiendo aún oler el cuero y las botas. mientras tanto el Dueño volvió a "torturarlo" con sus palabras diciendo: "Eres un ser inferior", "No eres más que un objeto", "Estás sometido a un ser superior y debes obedecerme". todas estas palabras iban sumiendo al perro en un estado de subspace muy profundo.
de pronto dice el Dueño, "Ahora te vas a ordeñar como ayer", y quitó al perro la capucha y la jaula. como ayer el perro tardó escasos minutos en ordeñarse, y como ayer fue una experiencia desagradable casi dolorosa y nada placentera.
si esto sigue así, ordeñarse se convertiría en el castigo perfecto porque no sólo no está produciendo placer al perro sino que está siendo algo muy desagradable, una nueva función psicológica completamente insatisfactoria. desde luego hoy tampoco se ha roto la castidad.
el perro está siendo el primer sorprendido de todo esto y cree que merece una reflexión sobre lo que está ocurriendo cada vez que se ordeña. es el equivalente de comer arena.
después de limpiarlo todo, el Dueño llevó al perro a la cocina a comer y tras una pequeña siesta ambos pasamos la tarde con un amigo del Dueño. para el perro es algo extraño estar en la vida social del Dueño pero también es algo inevitable porque forma parte del proceso de integración en la vida del Dueño.
tal vez tras el Gran Salto sus amigos me conozcan como su secretario, algunos como su esclavo. la dimensión social es una dimensión importante en toda relación y en esta también lo es.
estuvimos con este amigo del Dueño prácticamente toda la tarde, y luego, tras cenar, fuimos a dar un paseo por chueca. la idea original era sentarnos tranquilamente a tomar algo en la plaza, pero se nos había olvidado que era viernes por la noche y estaba a rebosar, así que seguimos paseando. fue muy agradable.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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