llevaba cinco días con las bolsas de cuero en sus manos. le obligaba a tener los puños semicerrados y cuando el Amo cerró los candados, pensó que era excitante. pero a medida que pasó el tiempo se dio cuenta de lo inútil que se había vuelto: no podía comer, ni ir al baño, ni leer o escribir, ni siquiera podía encender la tele o usar el ordenador. aquellas bolsas hacían que dependiera para todo de su Amo.
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