el primer conflicto del nuevo cargo. una "compañera" de plástico, de esas que van por ahí, como decía la canción. ante el conflicto sólo pudo patalear y ponerse a llorar diciendo "es mio". sólo le faltaba gritar "mi tesoro". suena ridículo pero es que así de ridículo es el ego cuando toma las riendas. reacción desproporcionada, argumentos de telenovela, todo un número.
el perro no pudo dejar de pensar en qué pasaría si se comportara de esa manera ante el Dueño. la buena tunda de azotes la tendría asegurada, como mínimo y de entrada.
aquello podría haberse convertido en una lucha de egos como poco pero no lo fue, porque el perro no tiene que demostrar nada, que justificar nada, que defender nada. su valor no descansa en el valor de las cosas que posee... o que no poseee, ni en la opinión que de él tengan los demás. el valor del perro viene de lo que decida el Dueño que valor. es su "libertad" y hoy el perro lo pudo comprobar en este conflicto. fue equilibrado, asertivo, correcto. el conflicto se resolvió según su idea, pero la "compañera" quedó envuelta en un entorno controlado po rel ego, sin poder salir, pero avergonzada después de haber comprobado como el drama había gobernado su comportamiento.
durante este tiempo en su cargo nuevo el perro ha descubierto cuanta incompetencia suelta hay. no se trata de ser intolerante. todo el mundo se equivoca y tiene derecho a hacerlo. de hecho es la mejor forma de aprender, pero poco podría imaginar que se combinara tanta inutilidad junta. ante eso sólo queda la valoración del trabajo bien hecho y el esfuerzo para sacar las cosas adelante. sin duda se presentan nuevas posibilidades en el futuro, posibilidades de aprender sobre todo del comportamiento de la gente.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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