no nos engañemos, a nadie la amarga un dulce y ver a un tio joven, con pantas de cuero, botas, guantes y un látigo despierta el morbo de cualquier fetichismo.
la clave, como sabe cualquier diabético o cualquiera que está a régimen no es que le guste un dulce, sino que te lo zampas, que te lo comas.
la satisfacción que puede producirse momentáneamente puede acarrear otras consecuencias no tan satisfactorias. aquí también hay que aplicar la inteligencia emocional: ser capaz de posponer un bien inmediato por un bien mayor pero no tan próximo.
para un esclavo la satisfacción sexual está bien, como para todos; pero la sumisión y la vida en esclavitud es aún mejor.
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