sábado, 31 de mayo de 2014

día 1597 de esclavitud, 45 de castidad

el perro ha obedecido al Dueño, como siempre. por la mañana el Dueño ordenó hacer un vídeo al perro para enviárselo. las instrucciones eran muy claras: botas negras, collar de cuero y tres tiras de cinta americana como mordaza. tenía que estar atado y amordazado durante al menos 10 minutos. y el perro obedeció.
una vez terminado el vídeo lo envió al Dueño. tardó bastante porque el archivo era muy grande. gracias a las nuevas tecnologías el control es más posible que nunca. mientras lo hacía, el perro entró rápidamente en subspace. fue casi inmediato.
al terminar y enviar el vídeo, el Dueño ordenó al perro que se ordeñara después de 45 días en castidad absoluta. el perro pensó que había hecho algo mal y ese era su castigo, pero el Dueño llamó por teléfono. fue curioso porque aún estaba amordazado así que sólo habló el Dueño y el perro gemía para hacerle ver que le había entendido.
el Dueño dijo al perro que no había hecho nada, sólo quería que se relajara después de los días que había tenido. debía ordeñarse pero sin placer, sin orgasmo. más que un ordeño prostático, fue eso, un ordeño sin orgasmo. la sensación ya la ha relatado el perro, es como cuando tienes ganas de orinar y al final lo consigues. no hubo orgasmo, no hubo placer, fue algo puramente fisiológico.
al contrario de lo que la mayoría pueda pensar, no fue agradable. el perro ha interiorizado tanto la castidad que romperla de cualquier forma es fruto de malestar para el perro. es cierto que físicamente fue relajante, pero el perro no existe para vivir cómodamente o sintiendo placer. el perro disfruta su castidad y se siente mal cuando se rompe, aunque el perro no es nadie si el Dueño ordena que se rompa. en estos momentos, la orden de masturbarse sería un castigo para el perro.
lo que comenzó como un encierro, con una jaula en los genitales, se ha convertido en una necesidad para el perro.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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