el ritmo de la vida de un esclavo la marca su Amo, su Dueño. Él establece los límites de su existencia, qué hacer, cómo hacer, donde hacerlo. hace poco el Dueño a empezado a desarrollar un fetiche por la goma, empezando por las botas, pero ya desarrollándose has desear meter al perro en un traje de latex, con capucha incluida. si añadimos el bondage en la superposición de fetiches tenemos la ecuación completa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario