martes, 4 de febrero de 2014

cartas desde la mazmorra

no se puede luchar contra la naturaleza. el hombre lleva desde el siglo XIX intentándolo. construye presas, abre túneles, desmonta montañas; todo para intentar ejercer su control sobre los elementos. sin embargo no lo ha conseguido. el mar reclama lo que es suyo, los vientos tumban edificios y las riadas destruyen los campos. cuando se intenta reprimir la naturaleza, ésta acaba saliendo de forma violenta arrasando todo a su paso.
lo que es válido a nivel global también lo es a nivel personal. demasiado a menudo intentamos controlar nuestra naturaleza reprimiéndola, controlándola, y demasiado a menudo sale de forma violenta por donde menos se espera. muchos esclavos, y algunos Amos, viven así, intentando poner barreras, presas que contengan la fuerza de su naturaleza. al final eso no funciona. nunca funciona. las presas se rompen, y en esas situaciones se desborda su contenido, arrasando todo lo que encuentra a su paso.
las primeras veces que un esclavo echa un vistazo a su interior, y encuentra sus deseos de someterse, siente miedo. ha sido educado toda su vida para rechazar esos sentimientos, esas ideas. triunfar, ser autónomo, mandar, dominar, controlar... eso es lo que ha oído siempre, lo que le han inculcado desde pequeño. pero él sabe que lo que desea es vivir de rodillas ante un Amo. normalmente, en vez de realizar un trabajo de aceptación, el esclavo en potencia rechaza esos deseos y los reprime. la represión es la presa que se supone mantendrá controlados esos deseos.
sin rembargo la realidad se impone y vuelve a salir de forma incontrolada. esa es la razón por la que muchos esclavos se ponen a buscar Amos y, tras la sesión, vuelven a tener esos sentimientos de temor y de haber realizado algo malo. levantan de nuevo la presa pensando que no volverá a suceder, que ésta mantendrá controlados los deseos e impulsos. pero siempre vuelve a romperse. tarde o temprano, siempre se desatan las fuerzas de nuevo.
la única salvación del esclavo vendrá si un Amo lo coge bajo su control. entonces comienza su proceso de entrenamiento. es un proceso donde se tiran muros, donde se derriban las presas, pero también donde se canalizan las fuerzas. se crean canales por donde fluye su naturaleza y se focaliza hacia objetivos concretos y realizables. ese es el gran regalo que el Amo le da al esclavo: su equilibrio, una forma de aceptar aquello con lo que estaba luchando permanentemente. cuando el esclavo acepta y deja de pugnar contra sus deseos, cuando es capaz de decirse que es un esclavo y que ha nacido para servir, entonces el esclavo encuentra la paz y ya no son necesarias las represiones. la frustración por una vida que no es la tuya se evapora. ese es el trabajo más duro de todos: aceptar lo que eres, para lo que has nacido.
es un proceso interior, pero las condiciones externas ayudan a llevarlo adelante. un horario establecido, unas normas claras, estar bajo alguna forma de bondage, ser controlado constantemente... todo eso hace que las fuerzas de tu naturaleza sean domadas, encauzadas y utilizadas para el provecho del Amo, y por tanto del esclavo.
si algún Amo se encuentra con un esclavo que reprime sus instintos, suplica el perro que no sea duro con él, porque debe producir más pena que cualquier otro sentimiento.
feliz semana.

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