hablando con un amigo con instintos sumisos, seguidor del blog, me dijo que había notado un cambio en el blog desde la última vez que el perro se masturbó, hace 13 días. el cambio consistía en volverse más sumiso. al perro le sorprendió porque efectivamente el perro cree que se ha producido que fuera tan evidente y que se trasluciera en lo escrito.
aquel gesto, el de masturbarse, fue una concesión que manifestaba y condensaba otra serie de cosas: las nuevas botas, la simplificación de la vida, pero sobre todo que el perro entraba en una nueva dimensión de sumisión. el perro se ha despedido de su humanidad para convertirse en un ser inferior, un subhumano, un ser nacido y que vive para obedecer a su Dueño.
desde entonces el perro añora el encierro, el estar amordazado, atado inmovilizado, sometido. el Dueño es el que decide todo, o casi todo. solo queda fuera aquello que las circunstancias impiden, por urgencia o porque las circunstancias lo impiden.
en un momento dado este amigo dijo "me cuesta recordar que ya no eres quien decide". para muchos será igual de sorprendente pero eso no está en sus manos, ni en las del perro.
el perro recuerda las últimas veces que estuvo sirviendo al Dueño, cuando estaba amordazado la mayor parte del tiempo y el Dueño tenía un cuaderno donde escribía aquello que quería decir. era un objeto viviendo en silencio. así quiere que sea el resto de su vida y lo será tras el Gran Salto.
soy un esclavo, un perro, y ya nada cambiará eso.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
viernes, 27 de diciembre de 2013
día 1442 de esclavitud, 13 de castidad
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