61 días de castidad, 5 desde el último ordeño.
un número redondo en cuanto a la esclavitud, a la cuenta de los días que llevo perteneciendo al Dueño, 1400. es un número elevado, 3,83 años. durante este tiempo los avances se han sucedido, poco a poco. paso a paso el Dueño ha ido cercando al perro, llevándolo por el camino de la sumisión hasta sentir éste que no podrá caminar por otra senda. muchas veces ha hablado el perro de la irreversibilidad de su situación, de cómo ya no dejará de ser esclavo. las circunstancias pueden ser muchas, pueden cambiar. uno nunca sabe lo que pasará mañana ni si al final podrá dar el Gran Salto, pero sí es un hecho que este perro es un esclavo, y lo será siempre. eso no significa que sea esclavo de cualquiera o que se someta al primero que aparece. el perro es un esclavo que tiene Dueño, que es una propiedad de un Amo y sólo a El servirá. lo que la mayoría no ha entendido aún es que eso no me deja por debajo de los demás, sino por encima de ellos. aceptar mi naturaleza no es humillante, aunque la humillación se el camino para esa aceptación. eliminar todo lo añadido por la vida social, por la educación, por los prejuicios y los valores erróneos. cuando todo eso desparece o se reduce, aparece tu verdadero yo, y en mi caso, ese yo habla de sumisión, obediencia y subordinación a mi Dueño.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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