día 1387 de esclavitud

48 días de castidad, 13 desde el último ordeño
el día se presentaba normal, tranquilo, pero resultó ser justo todo lo contrario. el Dueño ordenó por la mañana que el perro se pusiera el collar ancho de cuero, las botas altas y que, a media mañana tuviera una sesión de reprogramación.
hacía mucho que no la tenía y el perro no deja de maravillarse de lo potente que es esa herramienta. estuvo el perro una hora oyendo un mensaje repetitivo del Dueño, con los pies atados, esposado, amordazado con cinta y la capucha sin orificios. por supuesto llevaba puesto la jaula.
el perro notó inmediatamente que estaba desentrenado. aún así estuvo una hora entera. como a media sesión sintió la tentación de abandonado, como de agobio por la privación sensorial y el mensaje repetitivo, pero el perro perseveró y entonces entró en un profundo estado de subspace que se caracteriza por la eliminación de la voluntad. si el Dueño hubiera dicho que se pegara contra la pared, el perro lo hubiera hecho. el perro lo grabó todo y se lo envió al Dueño, como éste ordenó.
el resto del día fue una recuperación casi de ese momento. al final de la mañana el Dueño y el perro hablaron por teléfono y el Dueño realizó los cuidados posteriores de esta manera, fijando algunas ideas y dando ánimo al perro. cuando parece que la sumisión no puede ir más lejos, siempre pasa algo que la aumenta, que hace que el perro vaya más abajo. es increíble. este mundo parece no tener final.
en la conversación el Dueño hizo caer al perro en la cuenta de una cosa: en cuatro años que va a hacer que le pertenezco, nunca la relación ha ido hacia atrás, más bien al contrario, siempre hacia delante, cada vez más sometido, más esclavizado, más perro.
también habló el Dueño de las tentaciones que el perro está teniendo últimamente, de sus días con calenturas, y dice que son normales, incluso las tentaciones del ego, pero que sólo pretende engañarme y hacerme creer que soy una cosa que no soy. sólo desea mi infelicidad y visto lo visto lo de hoy, el perro ya tiene claro donde está esa felicidad:sometido a los pies del Dueño.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.