martes, 12 de noviembre de 2013

cartas desde la mazmorra

¿cómo sabes que algo era realmente para ti? ¿que te estaba esperando desde siempre? es una experiencia que no todo el mundo tiene, ni siempre se produce de la misma forma. el perro sintió eso la primera vez que lo ataron. sintió paz, equilibrio, vinculación con algo superior, como si hubiera llegado a casa, como si siempre hubiera estado ahí y todo estuviera encaminado hacia ese momento. el Dueño sintió algo parecido la primera vez que vió al perro. supo inmediatamente que sería suyo, que estaba destinado a ser suyo, que había nacido para ser de su propiedad.
más recientemente el perro tuvo esa misma sensación la primera vez que se puso una jaula de castidad. al principio pensó que no le cabría, que sería demasiado incómodo. había comenzado a recorrer el camino de la castidad bastante antes, pero era una castidad por obediencia, porque el Dueño lo ordenaba, sin ningún aparato que lo controlara. de hecho pensaba que la diferencia entre llevarlo y no llevarlo no era mucha. estaba equivocado. en cuanto cerró por primera vez el candado algo dentro de él le dijo al perro que acababa de cruzar una frontera, un límite y que ya nada volvería a ser lo mismo. la obediencia seguía estando presente. al estar separados, el Dueño no podía dejar al perro sin una llave por lo que pudiera pasar, emergencias o para lavarse y rasurarse. el perro no se ha masturbado sin permiso del Dueño, aunque tiene la llave, porque el Dueño así lo desea. en todos los blogs de esclavos que viven enjaulados en castidad, te dicen que ningún dispositivo es infalible y de hecho hay esclavos que han conseguido masturbarse con uno puesto. la cuestión no está tanto en la jaula, cuanto en el control.
cuando el perro se puso por primera vez la jaula, el control del Dueño sobre el perro dio un salto exponencial. en su interior el perro sabía que ese sería su camino, que había nacido para llevarla y que sólo el Dueño podría quitársela. desde entonces todo ha sido un ir dando pasos. el Dueño ha dicho al perro que ya no se quitará la jaula, y que más adelante sustituirá esa de plástico por una de metal de forma que no pueda ver sus genitales, que desaparezcan de la vista del perro.
solo es otro paso más hacia el Gran Salto, pero un paso importante porque es un salto definitivo y sin marcha atrás.
feliz semana.

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