sábado, 17 de agosto de 2013

minirelato CLXXXVII

no le importaba lo fuerte que estuvieran las ataduras de sus manos, o la presión que ejercía la mordaza sobre sus mandíbulas, o las descargas que salían del butt-plug en su culo. lo único que el perro quería es que su Amo siguiera acariciándole la cabeza de esa manera.

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