un esclavo no debe huir del dolor, porque eso forma parte del camino, de su formación, del objetivo que se ha planteado. el sumiso, atado de pies y manos, ha recibido sus azotes, y han dolido como muestra su cara, pero no se mueve, sino que sigue ofreciéndose a su Amo. más azotes vendrán, todos para su beneficio, porque así el ego se reduce, huye, sometido por la voluntad del Amo. el bondage sirve para que no huya, pero también para que aprenda a no resistirse a los azotes, al dolor, y que lo acepte como lo que es: un esclavo sin derechos. llegará un momento en que la voluntad será suficiente para mantenerlo inmóvil y sean innecesarias las ataduras. cuando ese momento llegue, gran parte del camino estará ya recorrido.
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