sábado, 1 de junio de 2013

minirelato CLXXVI

cuando terminó de lamer las botas estaba brillantes, relucientes, casi podía verse en ellas. conservaba el sabor del cuero en su boca. se irguió quedándose de rodillas, la cabeza gacha y las manos a la espalda. entonces El agarró la anilla del collar que llevaba al cuello, le hizo levantar la barbilla y dijo:
-Recuerda que eres un esclavo, no tienes derechos, sólo obligaciones.

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