67 días de castidad, 67desde el último ordeño
vivir siendo un esclavo, un perro, no evita que sientas deseos y tentaciones, especialmente los dáis como hoy en los que la sumisión está a flor de piel. de hecho a veces el perro hasta piensa en sexo vanilla, pero es consciente de que son los días de castidad que lleva.
los domingos son esos días especiales en los que uno desea pasar atado y amordazado a los pies del Dueño. eso también añora mucho el perro, el bondage, estar atado y amordazado, vivir en silencio, pasar tiempo en privación sensorial. otros añoran tener mucho dinero, vivir tranquilos, manejarse, ser libres. sin embargo el perro sólo aspira a sentir las ataduras del Dueño en su piel. hoy no le importaría al perro pasar todo la tarde sólo, en la celda, encadenado tal vez. la diferencia de lo deseable es evidente. lo curioso es comprobar como esa diferencia es lo que el perro necesita para realizarse como esclavo.
todos los elementos están, sólo tienen que combinarse adecuadamente. el Dueño ha asegurado al perro que nunca será libre, que no le permitirá, y cuando el Dueño decide algo, se cumple.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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