martes, 19 de marzo de 2013

objeto de cuero

la objetificación es, tal vez el paso último de la sumisión. ni pasivo, ni sumiso, ni esclavo, ni perro siquiera, sino un escalón más abajo, apenas un objeto, una propiedad. eso no significa que sea más valorable ni más deseable que ser, por ejemplo, un esclavo. muchos consideran que vivir en ese estado de conciencia es imposible, y tal vez tengan razón, pero no se trata tanto de permanecer en él sino de estar ahí cuando el Dueño lo desee. frente a los que piensan que eso no existe les recomendaría que miraran fijamente la imagen que el perro publica hoy.
efectivamente se puede argumentar que es un esclavo, pero este perro considera que se va más allá. a este perro concreto, en esta circunstancia concreta, se le ha privado de cualquier atributo que consideramos normalmente como humano. con las manos atadas no puede hacer nada, con la boca amordazada no puede decir nada, cubierto de cuero no se ve ni un centímetro de piel y encima lleno de argollas para ser sujetado. por último la capucha le priva de cualquier identidad. nadie sabe quien es porque tal vez no sea nadie. se le reduce a la mínima expresión: dos brazos, dos piernas, un torso y una cabeza. incluso la capucha tiene enganches para taparle los ojos. aunque deseara, no puede sacar nada de su interior hacia fuera: ni un pensamiento, ni un deseo, ni una palabra. tal y como está no puede opinar, no puede decidir, ni siquiera podría comer o beber si su Amo no se lo permite. ¿podemos seguir diciendo que es "humano?

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