la primera vez hizo lo que pensó que era la voluntad del Amo. recibió un castigo de 50 azotes. la segunda vez hizo justo lo contrario. recibió un castigo de 50 azotes. cuando se presentó la tercera ocasión, el perro se arrodilló ante el Amo y le preguntó "¿qué desea el Amo que haga?".
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