el invierno ha llegado y con él el frio, y con el frio la posibilidad de usar cuero. en canarias esa posibilidad queda muy reducida, la verdad, pero existe. sin embargo para el perro el cuero protege contra otra cosa, un frío más intenso que el que produce el invierno y que no se quita ni en verano: el frio del sinsentido, del ir sin rumbo, del de tener que elegir y el frio de no poder someterse a su Dueño. el cuero es para este perro la caricia de la sumisión, la protección de la esclavitud. el cuero, y en su defecto el latex, son para el perro como su uniforme, su vestimenta natural, aquello con lo que se siente más a gusto, plenamente él. cada vez que lo roza es como una descarga eléctrica. en canarias no siempre se puede llevar chupa o chaqueta de cuero, pero el perro está obligado a llevar botas siempre, y se ha sorprendido en la intimidad levantando el pantalón y acariciando la bota sólo para sentir el tacto del cuero, la caricia de pertenecer al Dueño y de obedecerle. esa es la mayor protección que el perro puede desear y aspirar.
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