el día de la no-vida ha sido duro, intenso y agotador: resolver problemas, apagar fuego, arreglar conflictos, tomar decisiones. tal vez esto último sea lo peor. para un esclavo tener que tomar decisiones, aunque sean en el ámbito de la no-vida, es una condena. habrá que asumir que eso es así y tiene la promesa del Dueño de que llegará un momento en que no sea necesario.
algún lector ha comentado el hecho de empezar a redactar un contrato a estas alturas de la relación D/s, dando por hecho que existía antes. y de hecho existía, un contrato verbal que es igual de válido que uno escrito. sí es cierto que la relación surgió casi espontáneamente. el Amo supo que era su esclavo en cuanto vio al perro, y el esclavo sintió casi enseguida que había sido encontrado. aún recuerda la primera noche, cuando en la negociación el Amo puso su pierna sobre su rodilla, colocando casi su bota encuerada en la cara del perro.
ahora el Amo quiere dar otro paso, un contrato que, conociéndolo, tendrá alguna repercusión legal. el Amo es abogado, así que seguro introducirá algún elemento que impida al perro "escapar" aunque quisiera. esa es la tarea que el Amo ha encomendado al perro y el perro se ha puesto a ello. el perro supone que lo publicará aquí, pero eso no depende de este esclavo, sino de la voluntad de su Dueño.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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