el esclavo vive y se alimenta de privaciones: se priva de sus propios deseos, de sus gustos, de su voluntad. también es privado de los movimientos en el bondage, de la autonomía en la sumisión, y de los sentidos en el caso de las capuchas como la de la imagen. el cuello fijo, la boca tapada, los ojos ocultos, pero sobre todo el esclavo es privado de su identidad, de lo que ha sido o fue antes de empezar a vivir bajo las botas de su Dueño.
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