a veces, algunos practicantes del bdsm parecen realmente salidos, o venidos, de otro mundo. el látex produce ese efecto de una forma muy efectiva. no se ve ni un sólo centímetro de piel, la cara cubierta, el collar, todo puesto para transformar al esclavo, para colocarlo en una dimensión diferente. los esclavos vivimos así, en otra dimensión paralela al resto, una dimensión donde lo que está bien o mal, lo que es normal o anormal, se alteran, se transforman, cambian. por eso muchos no entienden lo que buscamos, vivimos y deseamos, pero no podemos renunciar a esa realidad alternativa. una vez vivida, una vez catada, una vez visitada, es imposible volver a donde vive el resto.
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