este perro ha desagradado hoy al Amo porque ha cometido una falta. el Amo había dado permiso para tomar café con un amigo, y en medio de la conversación el café se convirtió en comida. realmente este perro no pensó que hubiera algún problema porque entraba todo dentro de la categoría de interacción social: le había dado permiso para quedar con este amigo. justamente cuando estaba con él, el Amo preguntó donde estaba y qué hacía, algo que ocurre bastante a menudo durante le día. cuando se lo dije, se enfadó, y con razón. el motivo era que este perro había tomado una decisión sin consultarle, sin suplicar su permiso, sin tenerlo, por tanto. poco importa que no tuviera intención de desobedecer, de faltar a una norma o de no cumplirla. es un paso más, una exigencia más. no sólo debo cumplir las órdenes sino que además no debo interpretarlas. tomar un café es tomar un café, no es quedar con alguien para lo que quiera. si el café se transforma en comida, la autorización anterior no sirve y este perro debe pedir otra. el control del Amo sobre el perro debe ser total y absoluto. el Amo se dio cuenta de la falta de mala intención y el hecho de que había sido sincero ¿podría no serlo? y allí mismo aplicó el castigo. sabiendo que le había desgradado, no disfrutaría de la comida como hubiera esperado. y así fue. en el interior de este perro estuvo en todo momento el preocupado por haberle fallado al Amo, y ese sentimiento determinó el resto del día. ese fue el castigo de este perro.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.
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