viernes, 14 de septiembre de 2012

973 días de esclavitud, 7 de castidad


la mañana pasó en el trabajo y la tarde en la facultad, estudiando un poco. parece que el verano no ha ocurrido realmente. sin embargo a última hora todo cambió. el Amo notó que este perro estaba extraño y que el ego podría estar haciendo de las suyas, así que le ordenó que se ordeñara. las órdenes fueron muy concretas: debía ir a casa, ponerme collar y mordaza y ordeñarme sin ver ningún video, sino sencillamente teniendo presente al Amo y repitiéndome a mi mismo lo que era, un perro, un esclavo, una propiedad del Dueño. supliqué permiso para, además, usar el cockring y la capucha de cuero sin orificios. el Amo me lo concedió y llegué a casa, este perro se puso el collar de cuero, el cockring de los huevos separados y la mordaza de madrid, con forma de pene. luego se puso la capucha. como pudo llegó a la cama y se tumbó pensando en lo que el Amo le había ordenado. sin embargo se sintió algo incómodo, por usar la cama. siempre suele ordeñarse sentado delante del ordenador. aquello era nuevo. en estado de subspace lo primero que pensó esta mente de perro es que no tenía derecho a ordeñarme así, por tanto, sin pensarlo siquiera, este perro se bajó y se puso a cuatro patas. y así se ordeñó pensando en que era un perro, que no era nada y que no merecía nada. el ordeño se derramó rápidamente en el suelo. fue rápido, sin un gemido, sin un movimiento adicional, un auténtico ordeño.
este perro entonces se sintió relajado, pero no satisfecho, porque no hubo realmente placer, sólo obediencia. no sabe este esclavo si el Amo lo tiene tan condicionado que ya no puede sentir placer si no es en su presencia o si pasa algo extraño. la realidad es que este perro no recuerda el placer de ningún ordeño, sino sencillamente el dolor de las pinzas o sencillamente la leche que sale por una función fisiológica.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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