sábado, 25 de agosto de 2012

minirelato CXXXIII


las cuerdas de la silla lo tenían inmovilizado, y la correa que tenía alrededor del cuello apretaba cada vez más. le había quitado la mordaza y pensó que podría respirar pero aunque abría la boca no entraba aire. notaba cómo la sangre se acumulaba en su cabeza y se ponía rojo. dejó de agitarse para empezar a convulsionarse. tensó los músculos en un intento por liberarse, por respirar. notó como se orinaba encima y pensó que aquello era el final. entonces todo se volvió negro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uffffff.... Bestial!