un esclavo tiene un limitado gustos de sabores en su boca: el cuero de las botas de su Amo o de su ropa de ese material, el plástico de la mordaza o de su propia saliva empañando el trapo que tiene en la boca, la goma de la cinta.... esos son los sabores de entrada, luego están los del miembro de su Dueño cuando se lo come, en algunos casos de la orina de su Amo, o de su semen, poco más. la boca de un esclavo, al igual que el resto de su cuerpo, pertenece a su Amo, y por tanto debe ser usada para eso, para satisfacer a su Amo en todo lo que desee. este servicio no es sólo una obligación, es un honor para el esclavo. ¿qué mejor recompensa para el perro que ver cómo su Amo va con las botas relucientes? ¿o que sale satisfecho y relajado por el servicio prestado? nada puede compararse a eso. el sabor del cuero de unas buenas botas brillantes es el sabor de la satisfacción, de la sumisión, del servicio, del trabajo bien hecho.
1 comentario:
No hay nada comparable para un esclavo el estar arodillado, humillado lamiendo y limpiando las botas de su Amo, o el calzado que lleve en ese momento, ya sean botas, zapas o zapatos. Cuando va trabajr tener el honor yel privilegio de lamerle los zapatos, cuando vuelve a casa, dejarlos relucientes y brillantes, suna gozada una satisfacion, es un placer de dioses
Publicar un comentario