¿quién eres? ¿qué eres? parece preguntarle el Amo a su esclavo, que está bajo su bota y tiene sujeta su polla con la mano. nuestros Amos nos hacen esta pregunta constantemente, nos cuestionan de palabra o de obra, porque cada vez que nos atan, cada vez que ponen su bota sobre nosotros, nuestro ego se resiente, y lo que pensamos que somos entra en crisis para que salga a flote lo que somos realmente: esclavos, perros, sumisos, servidores. el placer que sentimos en una sesión, no es un placer sexual, o al menos no es sólo eso, es sobre todo el placer de ser, por fin, lo que queremos ser, lo que queríamos ser, lo que somos.
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