martes, 31 de julio de 2012

cartas desde la mazmorra 52


este perro supone que nadie puede imaginarse las sensaciones que produce estar de rodillas delante del Amo. es algo que debes sentir cuando ocurre, no se puede suponer o especular sobre ello. es como una especie de descarga eléctrica que te recorre. es cuando notas que te abandonas y cedes todo el control. arrodillarte ante El, ponerte a cuatro patas e inclinar tu cabeza delante de Sus botas, lamerlas.... es la situación última y definitiva de un perro esclavo.
sin embargo la experiencia última es la orden, muy frecuente, de que el esclavo no debe hablar hasta que se le pregunte. la prohibición de hablar sumerge al esclavo en el silencio de su sumisión, en la eliminación de sus opiniones, en el abandono de sus pensamientos. el lenguaje es el intermediario entre nuestro interior y el exterior. cuando al esclavo se le retira la posibilidad de hablar se rompe ese vínculo y queda aislado del mundo. el único puente que queda entre estos dos espacios es el Amo, el único que mantiene la palabra y la opinión, el único que puede dar órdenes, el único que puede dar opinión. tal vez esto, tan sencillo, prohibir hablar al esclavo, sea una de las órdenes más radicales porque obliga al silencio, una de las cosas que más tememos los hombres modernos. la oscuridad de la mazmorra tiene su equivalencia en el silencio del interior. un esclavo debe vivir en oscuridad y silencio.
feliz semana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muchos tenemos la experiencia de habernos arrodillado ante un dominante de un modo artificial en las primeras experiencias de sumisión. pero sólo cuando se aprende lo que significa, que no es un gesto trivial sino una postura en la vida, se adquiere la sensación que comentas. en cuanto a lo del silencio, en cambio, siempre tuve asumido que quien se somete no debe hablar. poco a poco aprendí también que tampoco había que hablar más de lo que se nos requiera con un Dominante antes y después de un sometimiento aunque sea ocasional. juan.