martes, 20 de marzo de 2012

cartas desde la mazmorra 39

esto parece como un mundo sin fin. la primera experiencia bdsm de este perro fue hace casi quince años y aún hay cosas que este esclavo tiene que aprender, aparte de la lucha constante con su ego para evitar que tome las riendas de su vida. últimamente, y gracias al deseo de mi Dueño, se le ha abierto a este perro todo un mundo de sumisión en relación al dolor. la puerta por la que este perro ha entrado en este mundo no es el dolor en sí, algoq ue hubiera hecho un masoquista. mi puerta de acceso ha sido la sumisión. en un mommento dado, mi AMo dijo que le aperecía torturarme y que precisamente era un signo de que le pertenecía, porque no tenía esos deseos con nadie más. esto fue determinante para que este perro se lanzara, obedientemente, por este mundo.
no tienen mucha experiencia y aún sus umbrales de dolor son muy bajos, pero ha llegado a conocer algo más de su cuerpo. por ejemplo, ha descubierto que soporta mejor un dolod medio durante un periodo largo de tiempo que un dolor intenso que dure poco. eso se traduce en que soporta mejor unas pinzas, por ejemplo, que un golpe o un latigazo. también ha descubierto este perro que soporta más, cuando psicológicamente se encuentra en estado de sumisión y que, a la inversa, una bofetada de su Amo, por ejemplo, lo pondría inmediatamente en estado de subspace. posiblemente ante cualquier otro respondería o tendría que hacer grandes esfuerzos para no responder, pero ante mi Amo el efecto es de sumisión inmediata e instantánea.
este perro también ha descubierto que la frontera entre el dolor y el palcer es tan delgada que a veces es inexistente. se cruza muy fácilmente. en ocasiones ha sentido tanto placer que dolía y a la inversa, lo que pernsaba que era doloroso, al terminar, ha entrado a formar parte de lo placentero por alguna extraña razón. además este perro ha descubierto la indiferencia entre el placer por estímulación de los genitales, por ejemplo, y el placer que produce el fin del dolor. eso le ocurre a este perro cuando, por ejemplo, lleva un timepo con las pinzas en los pezones y se las quita. es el momento más doloros, porque la sangre vuelve a las terminaciones nerviosas, pero irónicamente es cuando este perro siente más placer, y su cuerpo reacciona acorde con esto.
y luego está el deseo de ser torturado como un recordatorio de estar vivo. cuando pasan varios días donde la no-vida pesa muchísimo, más que la vida, este perro empieza a añorar la tortura, el dolor, el sufrimiento producido por la entrega, cualqueir cosa antes que la ausencia total de sentimientos que empiezan a producirse en este perro. 
antes huía del dolor, lo rechazaba y siempre se definió este perro como fetichista más que como masoca. sin embargo su Dueño le ha abierto un mundo nuevo de sumisión y de sensaciones que giran alrededor del dolor. ante esto sólo puedo sentir agradecimiento.

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