martes, 17 de enero de 2012

cartas desde la mazmorra 31

una mazmorra se define como un calabozo subterráneo. eso significa que está por debajo del nivel del suelo, por debajo de los pies de los viandantes. desde ahí escribo estas cartas, que pretenden ser una reflexión sobre mi existencia como perro-esclavo.
en este blog ha quedado claro que , en la medida en que la sociedad contemporánea identifica hombre con ciudadano, sujeto poseedor de derechos naturales, este perro no es un hombre, porque ante su Dueño no tiene derechos.
esta afirmación es fruto de un proceso de autoconocimiento, de autodescubrimiento y de autoafirmación; pero sobre todo de auto-aceptación de lo que siempre fui, pero que nunca acepté.
la relación de sumisión primero, y de esclavitud después, que mantengo con mi Amo ha sido el desencadenante de esta situación, que no se detiene aquí.
en mi caminar he ido descubriendo que hay tantas formas de someterse como esclavos hay. cada uno debe buscar su lugar y su forma peculiar de servir a su Amo. algunos se quedan en la sumisión física, otros pasan a la psicológica, algunos llegan a la esclavitud y otros se definen sencillamente como fetichistas.
la afirmación de algo no lo convierte en ese algo, pero es el primer paso para alcanzarlo. en este proceso he pasado de sumiso, a definirme como esclavo y, últimamente, como un perro. en el fondo es un proceso de despersonalización progresiva que se corresponde con el abandono, también progresivo de una vida y el inicio de otra. es una vida diferente que jack rinella considera contracultural porque va en contra de todo o casi todo lo que la cultura considera justo y aceptable.
es un proceso que no se acaba, ni ha llegado al fin de sus posibilidades. durante el camino este perro ha ido describiendo fetiches nuevos, como la castidad, impuesta por su Dueño, y ha desarrollado al máximo otros que ya tenía, como las botas.
últimamente este perro siente que ha dado un paso más, una nueva etapa se abre con un nuevo fetiche, tal vez el definitivo. Es una puerta a algo que ya existía pero que ha sido abierta por su Dueño. este fetiche es la objetificación.
la objetificación consiste en llevar al extremo la despersonalización hasta el punto de convertirle en "algo" para tu Dueño, en una propiedad, con todo lo que eso significa.
recientemente, estos sentimientos e ideas que rondaban a este perro tomaron forma gracias a un ensayo de jack rinella que encontré en la red y que publicaré próximamente.
la última visita para servir a mi Dueño me ha dado otra pista, otro empujón en esa dirección. formuló de una manera muy clara su fetiche: la propiedad, ser Dueño, tener alguien suyo. las botas, el cuero y el bondage son sólo epifenómenos, manifestaciones externas de ese sentimiento más profundo. por eso algo cuajó cuando nos encontramos: lo que más desea El es ser propietario, lo que más deseo yo es ser propiedad.
la cuestión ahora es como articular esto, como organizarlo, como ejercerlo. este perro es consciente que le queda mucho por hacer, por pensar, por sentir, por trabajar-se. este sólo es el primer paso, la afirmación de lo que eres o de lo que quieres ser: un objeto, una propiedad de mi Dueño. un perro aún puede escaparse, marcharse. no tiene voluntad pero sí autonomía. es obediente pero puede rechazar, gruñir, contestar. un objeto no puede hacer eso. ni siquiera tiene voluntad.
se un objeto es una forma de ser, para este perro-esclavo tal vez la más auténtica, pero no la única. frente a mis jefes, en mi no-vida, no puedo ser un objeto, ni un perro, ni siquiera un esclavo, ni mi Dueño quiere que lo sea. ahora no aspiro ni puedo ser otra cosa delante suya.
en estos momentos, a pesar de escribir desde una mazmorra, siento vértigo, porque lo que va tomando forma en mi mente sumisa es convertirme en algo que está completamente sometido a la voluntad de otro, es perder cualquier tipo de autonomía. eso implica un trabajo aún más profundo y duro con el ego y la despersonalización. el proceso de objetificación lleva a eso, a rendirte, a entregarte de una manera absoluta, a obedecer ciegamente a tu Dueño. el servicio, la entrega, la sumisión, la obediencia, el silencio, son las manifestaciones y los valores de esta nueva vida.
muy pocos lo entenderán, tal vez nadie, pero mi Dueño si. El sabe y desea vivirla con este perro. pero mi es suficiente.
feliz semana.

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