sábado, 3 de diciembre de 2011

minirelatos XCVI

estaba completamente desnudo, salvo por la capucha de cuero que cubría su cabeza y bajo la que había una mordaza que no el dejaba hablar. el estar completamentea afeitado le hacía sentir aún más indefenso. las muñecas y los tobillos empezaban a resentise de estar atado en la cruz. todo el mundo que entraba en el bar ponía cara de asombro cuando lo descubrían.

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